Con vidas más largas y avances en la ciencia médica, es bastante común que un ser querido con un diagnóstico terminal viva por un período prolongado de tiempo. Eso significa que una muerte por enfermedad terminal es más un proceso que una ocurrencia. El proceso puede abarcar a toda la familia, incluida la persona con la enfermedad. De hecho, el duelo puede comenzar mucho antes de la muerte real.
Cuando llegue el momento, el sentimiento de impotencia que conlleva ser un cuidador puede ser reemplazado por uno de culpa, ya que también puede haber un sentimiento de alivio. Al mismo tiempo, los cuidadores y las familias pueden sentirse vacíos con los desafíos diarios de cuidar a sus seres queridos. Recordá, la persona a la que estás tratando de ayudar ha pasado por un proceso largo y difícil. Este duelo es complicado y los seres queridos que lo experimentan necesitan apoyo y comprensión.
LO QUE NO SE DEBE HACER
- No te alejés: tenés que ser amoroso y no juzgar. Si la persona que está de duelo era el cuidador principal, es posible que se sienta particularmente perdido ya que su sentido de propósito y estructura ha desaparecido. Vos podés ayudar pasando tiempo con ellos y brindándoles un oído atento.
- No evités hablar del difunto: Nombrá al difunto por su nombre, reconocé su vida y animá a la persona en duelo a hablar de su ser querido.
- No mencionés las pérdidas de otras personas: Dejá que sus amigos y familiares se concentren en su pérdida.
- No digás…
- “Sé exactamente cómo te sentís.”
- “Mantente ocupado para distraerte de las cosas”.
- “Dios no te dará más de lo que puedas manejar”.
- “Al menos ya no sufre”.
¿QUÉ HACER?
- Animá a la persona a hablar sobre el difunto: la persona puede querer compartir historias sobre su ser querido, hablar sobre las circunstancias que rodearon la muerte y sus planes para el futuro. No presionés para obtener detalles a menos que la persona quiera discutirlo, pero está presente para escuchar.
- Animá a la familia a planificar un funeral: si sos la persona apropiada para hacerlo, animá a tus seres queridos a planificar un velatorio, un funeral o un entierro. Por todos los medios, ayudá con los arreglos si está en condiciones de hacerlo.
- Ayudá a hacer arreglos o tareas: Ofrecer ayuda es bueno, pero a menudo se rechaza. En su lugar, encargate de una tarea como el cuidado del césped, cocinar, limpiar o transportarse. Ofrecé asistencia con niños o mascotas.
- Mantenete en contacto: muchas veces, los amigos se dispersarán después del servicio y los dolientes se encontrarán solos. La familia, especialmente los cuidadores, necesitarán reemplazar el vacío con nuevas actividades. Tenés que estar para ellos cuando estén listos.
- Enviá flores con una nota u ofrecé una donación a una organización benéfica o de investigación apropiada: casi siempre se agradecen los reconocimientos considerados. A continuación, se muestran ejemplos de los tipos de sentimientos que podés incluir.
- “Él/Ella era una buena persona”.
- “Lo que estás pasando debe ser muy difícil”.
- “Me entristece tu pérdida. Nos preocupamos y te amamos profundamente”.
- Informate sobre grupos de apoyo: si estás en condiciones de hacerlo, pedí a un líder de grupo de apoyo que llame a los padres en duelo para hablar o pasar la información de contacto a la familia.
Lo más importante que podés hacer para ayudar a un amigo o ser querido que está de duelo por la muerte de alguien que tenía una enfermedad terminal es ser paciente, disponible y comprensivo. Haceles saber que estás pensando en ellos y que estás ahí para ellos. Si llaman, respondé, si necesitan tiempo a solas, respetalo.