La muerte por accidentes automovilísticos, incendios, drogas y asesinatos son solo algunas de las formas inesperadas en que las personas mueren todos los días. Es el elemento de lo inesperado, lo que hace que este tipo de muertes sea difícil para amigos y familiares. La policía puede estar involucrada.
La ley puede exigir una autopsia y, en casos extremos, se puede sospechar que un miembro de la familia, un amigo o un conocido cometió un delito. También puede haber problemas legales complicados. Los sobrevivientes a menudo se sienten increíblemente culpables por no haber hecho lo suficiente para evitar la tragedia.
Debido a la naturaleza de la muerte accidental, los sobrevivientes pueden sentirse abrumados. Es posible que no se acepten las ofertas iniciales de ayuda, ya que es posible que no sepan por dónde empezar o qué pasos tomar. También es importante recordar que muchas personas pueden estar dispuestas a ayudar después de la muerte. Una vez que se ha llevado a cabo el servicio y se reanudan las actividades cotidianas, es posible que se necesite más ayuda que nunca. Permanecé disponible y dispuesto a ayudar.
¿QUÉ NO HACER?
- No juzgués: no comentés lo que harías o cómo te sentirías. Vos no sos el problema.
- No intentés tomar el control: tu apoyo es valioso, pero no intentés tomar el control de la situación. Los seres queridos necesitan mantener el control para ayudarlos a superar el duelo. Evitá presionar a la familia para que limpie las pertenencias del difunto, ya que deben hacerlo a su propio tiempo.
- No presionés para obtener detalles: Dejá que los sobrevivientes compartan los detalles con los que se sientan cómodos compartiendo. Concentrate en las necesidades del sobreviviente y sea un buen oyente.
- No culpés a la víctima: Sugerir drogas, alcohol, la “gente equivocada” u otros factores que causaron la muerte no ayudarán al ser querido con su dolor.
- No mencionés las pérdidas de otras personas: Dejá que sus amigos y familiares se concentren en su pérdida. Lo que sienten es único para ellos y las comparaciones no son útiles.
- No digás…
- “Por la forma en que él/ella vivía, algo tenía que pasar”.
- “¿Encontraron a la persona que lo hizo?”
- “Olvídate del juicio y déjalo todo atrás”.
- “Si esto me pasara a mí, no podría continuar”.
- “Dios no te dará más de lo que puedas manejar”.
¿QUÉ HACER?
- Nombrá al difunto por su nombre: reconocé a la persona que ha muerto, pero concentrate en la vida, no en su muerte.
- Mantenete en contacto con los afligidos: Muchas veces los amigos y familiares se alejan de la tragedia. Estar ahí para ellos cuando te necesiten es fundamental.
- Ayudá a hacer arreglos o tareas: Ofrecer ayuda es bueno, pero a menudo se rechaza. En su lugar, realizá de una tarea como el cuidado del césped, cocinar, limpiar o transportarse. Ofrecer asistencia con niños o mascotas. Realizar tareas no deseadas, como recuperar efectos personales después de una autopsia, si es una persona adecuada para hacerlo.
- Animá a la familia a planificar un funeral: Si es apropiado, animá a los seres queridos a planificar un velorio, funeral o entierro.
- Enviá flores con una nota u ofrecé una donación a una organización benéfica o de investigación apropiada: casi siempre se agradecen los reconocimientos considerados. A continuación, se muestran ejemplos de los tipos de sentimientos que podés incluir.
- “Es tan trágico. Siempre lo recordaré.”
- “Lo que estás pasando debe ser muy difícil. Déjame saber cómo puedo ayudar.”
- “Me entristece tu pérdida. Nos preocupamos y te amamos profundamente”.
- Incluí a los hermanos: si hay hermanos menores involucrados, permitiles hacer preguntas y expresar sus frustraciones con el enojo que ven a su alrededor. Comprendé que sus travesuras, durante y después de los servicios, pueden ser una expresión de lo que están sintiendo. Asegurales, una y otra vez, que la muerte no fue su culpa. Tené en cuenta que los niños pueden esperar otra muerte. Calmá sus miedos.
- Prestá atención especial donde sea necesario: las personas cercanas al difunto, especialmente los niños, pueden necesitar atención especial. Es aconsejable ayudarlos a encontrar la terapia adecuada o un grupo de apoyo.
Lo más importante que podés hacer para ayudar a alguien que está de duelo por alguien que murió repentina e inesperadamente es estar disponible, ser comprensivo y no juzgar. Haceles saber que estás pensando en ellos y que estás ahí para ellos. Si llaman, respondé, si necesitan tiempo a solas, respetalo.